La enemiga de la paciencia: la ira

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Si la paciencia es una virtud que escasea en nuestro tiempo debe ser porque más bien sobra lo contrario que es la ira. Cuando perdemos la paciencia lo que aparece como un volcán en erupción es la ira, la rabia y el enojo.


Hace poco leía lo siguiente: “Maestro: ¿qué es la ira? Y el respondió: “Es el castigo que nos damos a nosotros mismos por el error de alguien más”. Y es cierto. A veces pensamos que cuando nos ponemos iracundos es porque queremos castigar al otro, cuando en realidad lo que sucede es que el primero que sufre las consecuencias de la rabia y el enojo es uno mismo.


Muchas veces en la relación con los demás nos vamos a encontrar con errores y defectos de los otros. Esto es inevitable. Ante esto tengo dos posibilidades: ante cada error puedo molestarme y defogar mi enojo con esa persona o puedo aprender a tolerar y tener paciencia.


Tener paciencia implica tolerar, saber esperar, corregir con amabilidad tratando de no destruir al otro sino más bien enseñarle y ayudarlo para que aprenda y pueda ser mejor. Si el otro se equivoca o no hace lo que uno le ha pedido lo mejor es buscar a esa persona y tratar de entender el porqué ha hecho o no ha hecho lo que se le ha pedido. Luego de comprender se podrán tener más elementos para poder juzgar y actuar.