Una corta historia, un gran recorrido

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Tuve la inmensa bendición de ser testigo de la primera promoción de alumnos en la Escuela de Negocios Humane, allá por el año 2007.  En aquella ocasión formaba parte del equipo de una institución financiera que confió en la metodología innovadora que presentaba Humane, por lo que envió algunos colaboradores para su formación.  Las instalaciones quedaban en el piso 11 de un edificio en la zona céntrica de Guayaquil, y desde ese momento se sabía que pronto iban a quedar estrechas pues la historia que se empezaba a contar iba a ser muy rica en detalles. 

Humane nace, como suele ocurrir con otros proyectos disruptivos en el mundo, dibujado en una servilleta por su promotor, Carlos Muñoz Gallardo.  Sus trazos explicaban la idea de formar personas generando una interconexión entre el mundo empresarial, el perfil profesional y los sectores más vulnerables.  Hoy en día, se puede decir que en esa servilleta se había plasmado el diseño de una plataforma.  Y eso es Humane: una plataforma que busca el desarrollo humano integral en todas las personas que transiten por ella. 

Ser una plataforma de desarrollo no es una tarea fácil, pues deben sentarse unas sólidas bases sobre las cuales se soporta este desafío.  Y, para explicar cómo se lo ha venido haciendo, trataré de personificarlo, es decir, describiré a Humane como si fuera una persona.  

En primer lugar, la persona Humane es un profesional que ronda los 40 años, pues si bien es cierto que tiene experiencia, no lo da todo por sentado.  Busca nuevas formas de hacer las cosas, explora y le gusta poner en práctica su aprendizaje.  Es inquieto por naturaleza, e intentará responder a las necesidades que los tiempos y los entornos plantean.  Por eso, ha ido formando su estilo de liderazgo partiendo desde el desarrollo personal al interpersonal, y de éste a la colaboración y la generación de comunidades. 

En segundo lugar, la persona Humane es cálida, afable y abierta al diálogo.  No rechazará la oportunidad de una buena conversación, y le gusta estar rodeado de amigos.  De hecho, una de las cosas que más le dolió fue la falta de presencialidad durante los tiempos de pandemia, pero igual se ingenió formas de volver al contacto. 

En tercer lugar, la persona Humane es visionaria, conoce de las tendencias y busca responder a las tensiones de la sociedad.  Le encanta trasladar la experiencia desde las empresas a sus alumnos, y disfruta mucho cuando realiza aportes en la vida profesional de los integrantes de su comunidad.

En cuarto lugar, la persona Humane es resiliente, pues a pesar de tener problemas, no se desilusiona ante los fracasos o los resultados inesperados.  Los problemas son oportunidades, y las soluciones una manera de evidenciar la vigencia de una visión esperanzadora.

Hace 11 años me uní a esta comunidad, pequeña en número, grande en carisma y alcance.  Tengo a mi alrededor a las mejores personas que nos alegramos de los triunfos, que cerramos líneas ante las dificultades, y que constantemente buscamos nuevos desafíos.  Puedo decir muchas más cosas, pero hay una que nos define y marca el recorrido: Humane sobre todo es un proyecto de Dios, y estamos seguros de que Él nos acompaña en cada paso.  Que Dios y la Virgen nos acompañen en este nuevo año, y que bendigan a cada miembro de esta hermosa comunidad.  Un abrazo inmenso para todos.

 

Imagen de Odoo y bloque de texto

Ing. Alex von Buchwald

Profesor Titular Principal en Humane Instituto de Negocios.

Miembro del Comité de Cultura Organizacional en Humane Instituto de Negocios.

Consultor Empresarial de Humane Consulting Group.

Coach y Experto en Desarrollo del Talento Humano.

Columnista del Segmento La Revista del Diario El Universo.