Es una verdad evidente que quien no se domina difícilmente será capaz de orientar su vida hacia un objetivo o bien superior y menos aún será capaz de liderar o guiar a otras personas. El autodominio es la capacidad de gobernarse a sí mismo con el objeto de trascenderse o sea de ir más allá de sí mismo.

San Juan Pablo II nos recordó al inicio de su pontificado la virtud de la templanza. En una de sus catequesis nos recordaba que  esta virtud describe al hombre moderado que es dueño de sí mismo. Es un hábito saludable que nos permite entender que las pasiones no pueden predominar  sobre la razón, la voluntad e incluso el corazón. Muy bien podríamos hacer la relación directa entre el autodominio como competencia profesional y la templanza como virtud humana.

¿Qué importancia tiene esta competencia o esta virtud para nuestra vida personal y profesional?

Las personas vivimos inmersas en el mundo de lo inmediato, en la cultura de lo instantáneo donde nos hemos acostumbrado a vivir o buscar la satisfacción inmediata. Es como el zapping de la TV interactiva que nos permite consumir a placer una infinita variedad de estímulos que nos satisfacen y a veces nos narcotizan o embriagan. No son pocos los autores contemporáneos que hablan de la necesidad de detenernos, de disfrutar de las pausas, de no caer en la tentación del activismo para aprender a saborear el “aroma del tiempo” como plantea el filósofo surcoreano Han.

¿Cómo autogobernarnos si sufrimos fuertes tensiones que nos invitan más bien a la dispersión y a la anarquía impulsiva? 

El primer camino es el conocimiento personal. No todos somos iguales. Cada uno es único e irrepetible. Por lo tanto no todos tenemos que vivir igual, al mismo ritmo ni tampoco bajo las mismas responsabilidades. Cada uno tiene que reconocer sus capacidades como también sus limitaciones, fortalezas y debilidades y actuar en consecuencia. En segundo lugar también es necesario aprender a conocerse con base a la experiencia. Nuestra naturaleza nos ha dotado de la capacidad de reflexionar y poder hacer introspección sobre nuestros actos. Cada persona es capaz de aprender de lo vivido e ir entendiendo como direccionar su vida de la mejor manera de su vida.

Con estos presupuestos: conocerse a uno mismo y aprender de la experiencia, el camino del autodominio se hace más sencillo de alcanzar.

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Cibergrafía:

San Juan Pablo II. La virtud de la templanza. Tomado de https://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1978/documents/hf_jp-ii_aud_19781122.html

Guyot, Héctor. El futuro. Cuando la incertidumbre del presente nos arrebata el porvenir. Tomado de https://www.lanacion.com.ar/opinion/el-futuro-en-crisis-cuando-la-incertidumbre-del-presente-nos-arrebata-el-porvenirnota-de-tapa-nid2271203