Si eres un líder que quiere cambiar el mundo lo mejor es empezar por el primer peldaño. A veces queremos conquistar el cielo cuando ni siquiera somos capaces de levantarnos de la cama en la mañana cuando suena el despertador.

Los grandes cambios empiezan por las pequeñas decisiones y revoluciones. Nunca vas a llegar a lo alto si no eres capaz de subir el primer escaño y asumir la responsabilidad de cambiarte a ti mismo. ¿Con qué autoridad puedes pedir que el mundo cambie cuando yo no empiezo por transformarme en una mejor persona?

Para pedir el cambio de las estructuras, de los gobiernos y de los demás tienes que tener autoridad moral para hacerlo y especialmente ser coherente. Ser coherente implica que haya consonancia entre lo que se dice y lo que se hace. En ese sentido pregúntate si has empezado por lo elemental y eso es el cambio personal. Ese cambio personal pasa por ser primero líder contigo mismo y en el espacio más íntimo que posees que es tu hogar.

Dicho esto te hago unas preguntas sencillas: ¿recoges la ropa sucia de tu cuarto? ¿Lavas los platos en donde comes? ¿Agradeces a los demás cuando te ayudan o te hacen favores? Por eso para terminar te hago una propuesta simple para mejorarte a ti mismo y mejorar tu entorno: “Limpia tu cuarto y tiende tu cama”.