Amor y liderazgo, ¿son compatibles?

-

Liderar a personas es una tarea delicada que requiere una conciencia clara de la responsabilidad que implica. Liderar organizaciones y empresas también. En el fondo se trata de impulsar a las personas que están a nuestro cargo para que todas puedan alcanzar el desarrollo a todo nivel.

 

Yo pienso que el amor y el liderazgo son términos compatibles. El líder no puede ser alguien egocéntrico, autorreferente o soberbio. Al contrario, está llamado por su puesto de responsabilidad a pensar y actuar de acuerdo al bien de los demás. El poder que le ha sido confiado es para el servicio no para su propio beneficio.

 

El liderazgo exige paciencia, querer el bien del otro, no ser celoso, no buscar el propio reconocimiento, no inflarse ante los éxitos, no comportarse con rudeza o violencia, no es impulsivo ni maltratador, no se regocija con el mal ajeno, sino que se alegra con el crecimiento de los demás. El líder puede tener muchas virtudes, pero si no tiene amor es como si no tuviera nada.


Antes de ser líder pregúntate: ¿estás dispuesto a sacrificarte por el bien de los otros? ¿Estás dispuesto a defender al débil y al vulnerable en tu empresa o equipo de trabajo? ¿Eres capaz de dejar que tus colaboradores avancen incluso más rápido que tú? ¿Eres capaz de hacer trabajo en silencio, con confianza en ti mismo y gran alegría?


La disposición tiene que hacerse concreta en acciones cotidianas por los demás. Si estás dispuesto, empieza ya mismo.

Imagen de Odoo y bloque de texto
Psic. José Alfredo Cabrera Guerra
Main Coach en Humane Escuela de Negocios.
Comisionado del Comité de Formación de Humane Escuela de Negocios.