En el último artículo de este blog mencionaba que para conocerte a ti mismo necesitas y es bueno recurrir a los demás. Son los otros los que pueden percibir cosas de ti mismo que tu no te das cuenta. No es raro darse cuenta que nosotros podemos tener áreas ciegas. Así como a veces necesitamos un espejo o de alguien para que nos observe alguna parte de nuestro cuerpo que nosotros no podemos ver también en el plano del conocimiento de uno mismo hay áreas de mi vida que pueden estar ocultas a mi descubrimiento pero que otros pueden observarlas o haberlas detectado.

En primer lugar te recomiendo generar en torno tuyo relaciones de confianza, apertura y sinceridad con la gente que te rodea.  La familia, tus padres, hermanos o primos son personas que por la cercanía que tienen contigo pueden ofrecerte información muy valiosa de tus cualidades como también de tus defectos.

En segundo lugar los consejos o recomendaciones que tus amigos te pueden ofrecer son muy valiosas en el camino del descubrimiento de uno mismo.

En tercer lugar puedes acercarte a personas que por su experiencia pueden ofrecerte observaciones interesantes sobre ti mismo. Algún profesor de tu confianza, un jefe con quien hayas podido dialogar, un tutor, un coach o un psicólogo pueden ser fuentes interesantes de datos sobre ti que no puedes subestimar o infravalorar.

¿Cómo puedes hacer para acercarte a los demás y preguntarle sobre ti mismo?

Lo puedes plantear abiertamente y de manera directa: “necesito que me ayudes a conocerme: ¿qué ves en mi?”. Puedes ser también de manera indirecta: “me he dado cuenta que en determinados momentos yo reacciono de esta manera: ¿A ti te parece que es verdad? ¿Ves tú lo mismo?”

En todo caso te recomiendo vivamente que teniendo en cuenta que el proceso de conocimiento personal dura toda la vida mantengas siempre buenos consejeros que te puedan acompañar en tu desarrollo personal y profesional, y que además cada vez que puedas te acerques a alguien de tu confianza para averiguar o confirmar algo sobre ti mismo.