El fin de año es un tiempo también para detenerse y reflexionar. Un tiempo para hacer un alto en el camino, mirar hacia atrás y poder evaluar cuáles han sido los avances en el desarrollo de nuestra vida personal y profesional.

Existe una frase en la Biblia que es muy importante para lo que estamos hablando: “¿Qué tienes que no hayas recibido?” (I Corintios 4,7). Es una oración muy clara que nos evidencia la certeza que es muy difícil que nosotros pensemos que todo lo que tenemos es obra y esfuerzo nuestro.

Es probable que si hayas tenido que esforzarte y sacrificarte en muchos aspectos de tu vida y que te han costado mucho los pasos que has dado en este 2018. Sin embargo creo que es importante también reconocer que hay muchas cosas que se dan y se ordenan en tu vida de una manera que tú no sabes cómo suceden o porqué pasan.

En este sentido te recomiendo aprender a dar gracias a Dios por todas las cosas que has podido alcanzar en este tiempo pero de manera particular agradécele por el don de la vida y de la salud, por la familia que tienes, por la posibilidad de estudiar y/o trabajar, por las nuevas amistades que has podido cultivar y en fin por tantas cosas que has vivido.

Incluso algunas cosas malas que te puedan haber sucedido de pronto te han hecho crecer. Ahora eres más fuerte y resiliente y así podrás estar más preparado para lo que está por venir.